Jours de famine et de détresse, Keetje y Keetje Trottin responden a una doble escritura: una escritura que mira, relatando la transformación de Keetje de un "ser para el otro" en un "ser para sí" en el seno de una familia arraigada en la miseria, y una escritura de vida en la que el "yo" se narra y toma conciencia de si mismo, de su existencia, afirmando su libertad en el gesto de la escritura. En Neel Doff la escritura es ante todo la culminación de la búsqueda de la identidad, considerada como nuevo espacio de libertad
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