Jean Ray no parece haber dejado apenas espacio para el deseo en su obra. Sin embargo los manuscritos que ha dejado muestran que su escritura procede de una actividad reprimida. Su obra ilustra muy particularmente la fórmula freudiana de la inquietante rareza La Ruelle ténébreuse especialmente pone en escena un universo organizado según el modo de la separación y hace de la castración un principio de estructuración explotada cronológicamente por el "Manuscrito alemán" y topológicamente por el "Manuscrito francés". Las trasposiciones que se efectúan de un relato al otro permiten así apreciar en su justa medida la importancia que reviste en el cuento la emergencia de un discurso femenino. Lo fantástico podría concebirse como la manifestación de un punto de resistencia contra el que vendrían a fracasar las reglas lingüísticas engendradas por la Ley del Padre. En todo caso esto es lo que confirma la función particular que desempeña la imagen en la obra de Jean Ray
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