El trabajo aborda el análisis de un tratado sobre el matrimonio, escrito por el sacerdote católico Joaquín de Lizarraga a finales del siglo XVIII. Tiene la particularidad de haber sido compuesto en lengua vasca, a fin de facilitar la predicación y la catequesis en esta lengua. La obra de Lizarraga no se caracteriza por la originalidad, sino por su empeño en llegar a sus feligreses. Otro valor de su texto reside en que el dialecto hablado por Lizarraga, quien había nacido y desempeñaba su ministerio en Elcano (Navarra), llamado alto-navarro meridional, ya ha desaparecido, y nos indica que el límite sur de los hablantes de esa lengua se encontraba todavía en la cuenca de Pamplona. El tratado permite conocer las prácticas vinculadas al modo de celebrar el matrimonio, doscientos años después de la terminación del Concilio de Trento.
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