Las Ordenes Militares son presentadas, tradicionalmente, como asociaciones de nobles, unidos entre sí por estrechos vínculos de fidelidad que regulan el reparto del poder político y del patrimonio señorial. Eligiendo como ejemplo de análisis a la Orden de Santiago, el autor plantea la necesidad de revisar estos supuestos y conceder a las relaciones de parentesco un papel primordial en la definición de estas instituciones. La expansión de determinados linajes en el interior de la Orden y los enfrentamientos para monopolizar su dirección política y económica servirían para explicar la evolución histórica de la institución, que queda convertida en un mero recurso al servicio de la nobleza y, después, de la monarquía
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