El sector de la fruta dulce en Nueva Zelanda: Parte II: variedades y técnicas de producción

• Autores: Ignasi Iglesias i Castellarnau
• Localización: Fruticultura profesional, ISSN 1131-5660, Nº 1220, 2001, págs. 7-34
• Idioma: español
• Texto completo no disponible (Saber más ...)
• Resumen

  • Se exponen las características de las principales variedades de manzana cultivadas en Nueva Zelanda, de entre las cuales destacan Royal Galas y Braeburn, con una especial referencia a la serie Pacific procedente del HortResearch Hawkes Bay Centre, a Fuji y Pink Lady,,. El MM-106 sigue siendo el patrón más utilizado y en menor escala el MI-793, empezando a realizarse plantaciones más intensivas con patrones enanizantes del tipo M-9, en especial en la zona región de Nelson. Los sistemas de formación se han caracterizado por ser de volumen elevado, presentado una solución constante caracterizada por una reducción del volumen y una eficiente intercepción de la luz: desde el vaso en las décadas de los años 50 y 60, pasando por el sistema MeEnzie en la década de los 70 hasta el Siender Pyramid a partir de los años 80. Las peculiares condiciones climáticas se caracterizan por temperaturas estivales suaves, máximas diarias próximas a los 30ºC y mínimas alrededor de los 10ºC, óptimas para una adecuada coloración y firmeza de los frutos, significativamente inferiores a las de países situadas en zonas cálidas. A ello hay que añadir un elevado número de horas de sol, un mayor porcentaje de radiación UV y un largo intervalo entre la recolección y la caída de hojas, hecho que influye en una mayor acumulación de reservas, lo que junto a los factores anteriormente expuestos se traduce en una alta eficiencia productiva y en elevados rendimientos. Desde el punto de vista de las técnicas de cultivo, el cambio más importante se ha dado en la rápida implantación de la producción integrada, que en el caso del manzano representa actualmente la casi totalidad de la producción. Más recientemente el desarrollo de la producción ecológica constituye una apuesta de futuro para la búsqueda de ecosistemas mejor preservados y más sostenibles, alcanzándose en la última campaña 30 millones de kg producidos con destino a la exportación. Otras técnicas de cultivo, como el anillado de troncos o el uso de mallas refractarias, se utilizan para el control del vigor y la mejora del color debido a la no disponibilidad de bioreguladores en Nueva Zelanda