Para el autor, la reforma laboral de 2 de marzo de 2001 tiene más peso del que puede parecer en un primer momento. En primer lugar, pone fin de un largo proceso de negociaciones infructuosas entre los interlocutores sociales afrontando dos de los aspectos que habían quedado pendientes en reformas anteriores: la precarización del mercado de trabajo y el coste del despido. Además caben descatar algunas importante modificaciones en el marco de las relaciones laborales: la creación del contrato de inserción, la modificación del ámbito subjetivo del contrato para la formación, la limitación temporal de los contratos eventuales, así como otras disposiciones en materia de contratos indefinidos de fijos discontinuos, protección de trabajadores temporales o subcontratación
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