La variante del escepticismo que planteó de forma consistente el problema de la solución de continuidad entre los niveles epistémicos de la ciencia y la opinión fue la variante pirrónica, no la académica. San Agustín se confrontó abiertamente con el escepticismo de la Academia; pero no sólo no atacó todos los supuestos escépticos, sino que en su propia concepción de la filosofía se valió, probablemente de manera inadvertida, de dicha solución de continuidad entre ciencia y opinión. Desde luego, esto no basta para hacer de San Agustín un escéptico, pero sí se puede decir que a través de él se introduce en la filosofía occidental un factor escéptico que puede detectarse repetidas veces a lo largo de su historia. Un ejemplo de los problemas filosóficos ocasionados por el factor escéptico es la moral provisional de Descartes
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