Este artículo refleja sencillamente una apuesta por la infancia y una confianza en las insospechadas capacidades de los niños. Ellos han demostrado que pueden aprender a leer antes de los 6 años, de la misma manera que aprenden a hablar. En una civilización tecnológica sofisticada, las formas escritas del lenguaje nos envuelven por todas partes y nos brindan amplias posibilidades de conocer. Por lo tanto, leer, escribir, hablar y escuchar, deberían ser actos tratados de forma natural como integrantes de un proceso de comunicación.
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