Durante la guerra fría, la industria cinematográfica española importó de los Estados Unidos, adaptándolo, el esquema de las películas anticomunistas, para sostener las actividades de propaganda anticomunista de Franco, utilizadas por el régimen con el objetivo de evitar el aislamiento internacional y encontrar una nueva colocación en el tablero internacional después de la segunda guerra mundial. Muchas películas anticomunistas, dobladas o producidas localmente y apoyadas abiertamente por el régimen, incluían una representación directa de la vida cotidiana detrás de la Cortina de hierro. Dramas familiares, películas religiosas e historias de espionaje tuvieron un papel preponderante en la construcción en España de la imagen convencional de las dictaduras comunistas de la Europa del Este y ofrecieron a algunos directores y actores (en mayoría republicanos o falangistas) la singular posibilidad de representar, bajo el disfraz comunista, muchos aspectos de la situación española en los años Cincuenta.
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