Después de la dispendiosa partecipación a la guerra civil española, Mussolini se lanza en la aventura de la segunda guerra mundial, que marcará el final de su regimen. En pocos meses la España de Franco pasó de la condición de un teóricamente dócil satélite a la de un país que se esforzaba por separar sus destinos de los de los Paises del Eje. Lo que realmente marcó la diferencia no fue el deseo del Caudillo de conseguir el sueño imposible de un éxito imperial, sino la desastrosa situación militar española y el hambre de un pueblo agotado por tres años de guerra civil y, sin embargo, todavía no totalmente domado.
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