Después de las campañas de Napoleón, la opinión pública francesa empezó a representar España como una tierra en lucha por su independencia. Esto explica porque en los años Veinte y Treinta del siglo XIX muchos viajeros franceses visitaron España animados por un especial y exótico interés hacia los bandoleros. Aunque en la mayoría de los casos estas emociones quedaron frustradas, las memorias de los viajeros crearon la figura del "bandido de honor", un carácter romántico, de noble espíritu, que solía tener una actitud amable y cortés con los extranjeros de viaje, hasta renunciar en algunos casos a atracarlos
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