En un mundo globalizado y ante los retos globales compartidos (los Objetivos del Milenio de la ONU, el mantenimiento de la paz internacional, las negociaciones comerciales de la OMC, etc.), la política de desarrollo ha dejado de ser un área política internacional autónoma y ha pasado a entenderse como parte de una actuación internacional concertada. Para las organizaciones e instituciones de desarrollo, y en concreto las europeas, estos nuevos desafíos no les dan otra opción que la de convertirse en mejores aprendices y mejorar sus capacidades de innovación institucional rápida y permanentemente. En este sentido, el autor analiza en este trabajo dos vías, para él fundamentales, dirigidas a estas organizaciones e instituciones de desarrollo: por una parte, lo que él llama una gestión adaptable y, por otra, el aprendizaje organizativo. La aplicación de ambas alternativas es esencial si se quieren lidiar con éxito los complejos desafíos que nos esperan.
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