Actualmente, la promoción y vigilancia de la salud laboral parece estar basada en políticas de cumplimiento de legislación o políticas formativas, así como un servicio médico sobre el que gira la actividad sanitaria; el mapa de riesgos; los reconocimientos periódicos, etc., es decir, las empresas se mueven como respuesta a un mismo marco legislativo y con similares herramientas de trabajo, sin que exista una verdadera cultura de prevención. Por este motivo, entre otros, no parece apreciarse una mejora de la siniestrabilidad laboral. En el presente artículo, el autor propone un nuevo modelo de gestión de vigilancia de la salud basado en la eficiencia y la eficacia de la mano de obra, así como en el fomento de una verdadera cultura de prevención.
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