La primera imagen que escoge un director es siempre preciosa. En este caso, la primera imagen que un director escoge para abrir su primera pelícua: la imagen que va a presidir toda su carrera. Asi ocurre con Robert Guédiguian y su pasoliniana Dernier été (1980). La primera imagen de su filmografía es de aparición, aunque también de avance y retroceso.
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