Oriente Medio, una región cuyo péndulo político oscila entre ciclos de esperanza y de frustración, ha iniciado el año 2005 inclinándose ligeramente hacia la ilusión, después de un prolongado período de deterioro. En una región donde las buenas nuevas y las malas noticias se alternan con demasiada frecuencia, parecería haber llegado la hora de los optimistas.
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