La detección es una función imprescindible en el manejo de las competencias de cada docente, ya que representa la vía de entrada que activa los dispositivos de protección del menor desde el aula. Para ello el sistema educativo ha de dotar de importancia y operatividad a esta función, ejerciendo como facilitador social que potencie conocimientos y habilidades de sus educadores, además de impulsar el nivel de interacción con el alumno guiándole en su preparación hacia la sociedad civil. Asimismo se ha de proyectar la creación de un vinculo positivo entre la escuela y la familia maltratante que canalice el tratamiento necesario, surgido de esa situación de riesgo planteada en el aula, con el resto de recursos del sistema de protección a la infancia.
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