Las dos prohibiciones que se derivan del Complejo de Edipo, incesto y parricidio, determinan la emergencia de un sujeto culpable de sus deseos. Después del mítico asesinato del padre de la horda; el sentimiento de culpa constituye la marca de la inclusión del sujeto en la historia de la sociedad humana, como deuda que se contrae una vez asumida la ley paterna.
Culpa y deuda, núcleo básico en el seno del inconsciente, darían cuenta de una falta originaria relacionada a los deseos incestuosos y parricidas.
Deuda primordial que fundamenta la simbolización, el ingreso en el mundo del lenguaje y a la cultura.
Si la culpa testimonia el resto del vínculo narcisista y edípico de cada uno con sus semejantes primarios, ¿puede uno desear sin ser culpable.
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