El Tratado para una Constitución europea ha sido presentado por algunos como un serio avance en la construcción europea, incluso desde el punto de vista de la cohesión y la solidaridad europea. Aquí se trata de poner de manifiesto la distancia efectiva que hay entre las proclamaciones formales de la Parte I y los derechos proclamados en la Parte II y la dura realidad de los políticas concretas tal como se formulan en la Parte III del Tratado. Las políticas de mercado interior, económica y monetaria siguen la orientación neoliberal más rigurosa quedando muy limitadas las posibilidades de llevar a cabo las políticas sociales que serían precisas en un mercado único, en un Estado Federal del que estamos muy alejados.
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