En todo Hesíodo, que continúa en parte a Homero, pero también lo amplía, el concepto de "poder" está enraizado en el mundo divino; y dentro de él, está especialmente vinculado a Zeus. A veces Zeus está acompañado de los Titanes, y de otros dioses que poseen un poder triunfante. Otras veces, ciertos poderes son propios de algunas divinidades, divinidades especializadas, así del amor y de la palabra. Son divinidades ligadas a Zeus de una u otra forma:
las divinidades eróticas y las del canto. Casi todo poder a nivel humano es interpretado como de origen divino; y toda inferioridad o derrota humana tiene su-raíz en la superioridad de esas fuerzas divinas, por lo demás implantadas, a veces, entre las humanas. Ahora bien, junto a estos casos en que los poderes humanos -'de ciertos héroes y reyes sobre todo - proceden de lo divino, hay otros, en que la definición del poder divino y, en suma, de la esencia divina, de Zeus sobre todo, se usa también para definir el poder de los hombres.
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