Una parte importante de la especialización industrial española desde los años sesenta se orientó hacia sectores manufactureros que eran consumidores muy intensivos de energía. Quizá por esto, la crisis económica de los años setenta, en parte producida por un shock negativo de precios energéticos, golpeó con más fuerza y profundidad a la industria española. Sin embargo, en este sentido se intenta demostrar que en aquellas condiciones, el desarrollo de determinados sectores intensivos en energía era lo que más ganancias de productividad global generaba y, además, que el uso de la energía por parte del empresariado industrial en España, estuvo acompañado de ganancias de productividad energética. Por lo que el balance, en términos de crecimiento económico, desde el punto de vista energético, puede considerarse positivo
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