José Rafael de la Cámara de Llanza
Las infecciones en general, y las víricas en particular, son las complicaciones más frecuentes del trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH). La mejora en los resultados del trasplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) de los últimos 20 años se ha debido fundamentalmente a las mejoras en la prevención de la enfermedad injerto contra huésped (EICH) y en el tratamiento de soporte. De entre las diversas infecciones víricas destacan las producidas por herpesvirus y por los virus respiratorios. El citomegalovirus (CMV) ha servido como modelo para desarrollar nuevas estrategias de prevención basadas en el tratamiento anticipado de la infección. Un aspecto de gran interés actualmente de las infecciones víricas es el desarrollo de los denominados efectos indirectos, muy claro para el caso del CMV y muy probable para las infecciones por virus respiratorios. Estos ¿efectos indirectos¿ consisten en la asociación de diversos eventos, incluidos la mortalidad, con la seropositividad y/o desarrollo de infección por el virus, pero no con el desarrollo de enfermedad por este virus. El impacto de estos efectos indirectos en cuanto a morbi-mortalidad puede ser claramente superior a la mortalidad ocasionada por el virus de forma directa. Esto plantea la necesidad de desarrollar nuevas estrategias de prevención. El desarrollo de nuevos antivirales es otro de los asuntos pendientes en relación a muchas de las infecciones víricas que afectan al receptor de TPH, pero particularmente para las producidas por adenovirus, virus respiratorio sincitial, parainfluenza y citomegalovirus.
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