La Eucaristía tiene una cara muy amable en términos de Banquete, Cena, Pascual o de Despedida, Pan y Vino, y no tanto en términos de Cruz. Pero Jesucristo ha unido, para siempre, Cena y Cruz, Cruz y Cena, Jueves Santo y Viernes Santo. Tan amables, mansos y poéticos son los símbolos del pan y del vino que han terminado por banalizarse. Por el contrario, la Cruz es tan dura, ruda y cruel que se ha raído toda violencia para revestiría de arte y adulterarla. Pero tanto los símbolos amables, poéticos y mansos del pan y del vino, como el símbolo antiestético, cruel y violento de la Cruz, tienen que ser revividos, estudiados, creídos, celebrados y continuamente reinventados.
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