En este articulo se presenta parte de los resultados de una investigación sobre la toma de apuntes de alumnos universitarios de primer año, que no habían tenido en la escuela secundaria un entrenamiento en lectura y escritura satisfactorios en relación con las demandas de una universidad recientemente fundada en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Aunque, antes de ser admitidos, habían tomado un curso preparatorio, gran cantidad de estudiantes no aprobaban sus exámenes en primer año y profesores y alumnos encontraban en los apuntes una razón importante de ese fracaso. En la investigación, cuyo objetivo último era elaborar recomendaciones a los profesores para facilitar a estos estudiantes la toma de apuntes en clase, se reconocieron diversos estilos de exposiciones docentes y distintos tipos de apuntes. Entre las primeras se estableció un continuum en cuyos polos se encuentran clases que se asemejan a una ponencia y clases del tipo "habla y tiza", que alternan la voz del profesor con las de los alumnos y se apoyan en textos escritos (en pizarrón, distribuidos en fotocopias, etc.). Entre los apuntes de los alumnos se distinguieron los verbatim, que tratan de copiar toda la clase -como si ella fuera un dictado-, de los que seleccionan enunciados docentes y los registran en un texto bien organizado que integra sus diversas fuentes, orales o escritas. Entre clases y apuntes se establecieron correlaciones a partir de las cuales se hallé que los apuntes que distinguían tópicos en el discurso del profesor y registraban la información de manera jerarquizada correspondían a una clase que se apoyé en escritura metaverbal en pizarra que no entré en competencia con la oralidad docente. En el articulo se focaliza el uso que el docente hizo de esa escritura durante su clase y los logros y problemas relevados en los apuntes de sus estudiantes.
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