El interés que las ciencias humanas muestran por la afectividad conlleva no solo la abertura definitiva de un campo de la actividad social fundamental sino una reflexión sobre las formas de conocimiento en estas disciplinas. En efecto, a diferencia de otros campos de estudio que se han ido proponiendo a lo largo de la historia de nuestras disciplinas, plantear la afectividad como objeto de análisis tiene repercusiones sobre la forma de aproximarse al objeto, porque la existencia misma de una dimensión afectiva obliga a redefinir la dimensión cognitiva propia del acto de conocer. En este artículo planteo algunos elementos metodológicos que se derivan de estas ideas.
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