En el lenguaje cotidiano el uso de las comparaciones constituye una práctica habitual. En este artículo se desarrolla una reflexión acerca del uso de esta "figura" del lenguaje y se señala como la "comparación" constituye un elemento del lenguaje coloquial que permite realizar, de forma aparentemente "natural", la operación de acercar, de hacer "comparable ", como indica el propio nombre de dicha figura, "objetos", fenómenos sociales de muy distinta cualidad. La comparación establece una especie de "espacio semántico" común entre los objetos inicialmente heterogéneos y, desde este punto de vista, se configuraría como un "dispositivo" que, desde el lenguaje, permite allanar el camino de la transformación de lo "cualitativo" en "cuantitativo". En primer lugar, la reflexión se centra en señalar dos dimensiones básicas de la "comparación": una dimensión más "cualitativa " y otra más "cuantitativa" que expresivamente parecerían no distinguibles a día de hoy. Sin embargo, dichas dimensiones se retrotraen a una antigua diferencia en latín, hoy olvidada por naturalizada, entre la "similitudo" (más cualitativa y metafórica) y la "comparatio " (más cuantitativa y metonímica). En segundo lugar, la reflexión señala cómo la comparación se puede formalizar acudiendo al lenguaje matemático y, más en concreto, a las "relaciones de orden", apuntando cómo dichas relaciones matemáticas también soportan la citada ambivalencia cualitativa/cuantitativa, cómo dichas relaciones de orden se configuran como dispositivo formal a caballo entre la topología (más cualitativa) y la aritmética (más cuantitativa). Por último, se apunta cómo los análisis denominados "no métricos" o de "escalas multidimensionales" permiten operativizar ese paso en las propias encuestas y estudios cuantitativos.
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