Desde sus inicios, la literatura cubana se ha constituido como literatura sin residencia fija:
entre Cuba y México (José María Heredia), entre Cuba y España (Gertrudis Gómez de Avellaneda), entre Cuba y Estados Unidos (Cirilo Villaverde) o entre Cuba, Europa y las Américas (Jose Martí), para solo mencionar las grandes figuras del siglo XIX Partiendo de este análisis, el presente artículo trata de sacar las consecuencias de este hecho desarrollando una nueva visión de la cultura y de las letras cubanas insistiendo, además, en su carácter específicamente "friccional".
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