Las mujeres siempre han sido olvidadas por las políticas de desarrollo económico del país, aun cuando cerca del 30 por ciento de hogares salvadoreños tienen mujeres como jefas y son sostenidos solo por los ingresos generados por ellas. Su trabajo no es reconocido o es poco valorado social y económicamente, porque muchas veces las actividades que desarrollan son consideradas una prolongación de las tareas domésticas, las cuales les asigna la sociedad en exclusiva y ellas las hacen de "forma natural", por el hecho de ser mujeres. Por tanto, este estudio identifica la participación de la mujer en la cadena de valor de la producción y comercialización de añil, en un entorno sin alternativas económicas, donde las economías nacional y familiar dependen de remesas de familiares emigrados a Estados Unidos, sobre todo en la zona rural, donde el impacto de la crisis de la agricultura es mayor y, en consecuencia, los indicadores de pobreza y extrema pobreza son más elevados.
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