Para conseguir la beatificación del Siervo de Dios Juan de Alloza (15971666), SJ, los superiores jesuitas de Lima iniciaron entre 1689 y 1691 un proceso ordinario de testigos para presentar la causa en la Sagrada Congregación de Ritos, en Roma. Alloza no llegó nunca a ser beatificado, pero su intento revela las políticas de santidad de la Compañía de Jesús en el Perú de finales del siglo XVII, interesada sobre todo en elevar a la santidad a sus varones criollos más ilustres y ejemplares.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados