Efrén García Grinda, Cristina Díaz Moreno
En los años cuarenta el plástico aparece como el material soñado, ligado a las transformaciones del hogar americano y a la revolución de la cultura cotidiana. Fue un filón para la arquitectura radical de los años sesenta, pero con la crisis del petróleo se cargó de connotaciones negativas, lo que restringió su desarrollo a los elementos auxiliares de la construcción. En la actualidad asistimos a una creciente aplicación de este material desde dos posturas muy diferentes: una que valora fundamentalmente sus cualidades expresivas y otra que lo utiliza con un sentido eminentemente práctico: por su bajo coste y su carácter industrial.
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