Tras la muerte del rey don Enrique de Castilla sigue una guerra conocida como Guerra de Sucesión que terminó con las Paces de Alcaçovas entre Castilla y Portugal en 1479. Uno de los argumentos isabelinos en contra de la Excelente Señora, doña Juana, hija del rey castellano, era que éste había muerto sin testar y sin nombrar heredera al trono. El descubrimiento de un documento proveniente de Simancas nos permite aproximarnos con objetividad a la cuestión de la sucesión real castellana.
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