La nueva estructura de las organizaciones empresariales está modificando también el cuerpo y el contenido del empleo, produciéndose como resultado un claro desequilibrio entre la oferta y la demanda de profesionales. Adaptarse o sucumbir es ahora un reto que el autor propone asumir con las llamadas competencias transversales, cuya tipología y contenido tendrían tres dimensiones interrelacionadas: cognitiva, relacional y personal. A su vez, cada una de ellas estaría integrada por un conjunto de competencias concretas que, puestas al día con el compromiso de organizaciones académicas y empresariales, contribuirían a disminuir el gap entre perfiles disponibles y puestos vacantes.
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