San Agustín hereda el vocabulario pedagógico que emplearon los clásicos del mundo griego y romano, que, a su vez, había quedado incorporado a la Biblia al ser traducida al latín, pero nuestro autor, en sus obras, le asigna nuevos sentidos. Por otra parte, San Agustín hace un uso muy flexible del lenguaje que se pone de manifiesto al analizar los diversos significados con que emplea un mismo término a lo largo de sus obras. Un ejemplo de ello son los, al menos, diez sentidos en que usa el término disciplina, en los que se puede advertir, además, la influencia filosófica neoplatónicas y estoica; y también el enriquecimiento progresivo de los significados de dicho vocablo, a medida que van adquieriendo connotocaiones religiosas y teológicas.
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