En los primeros años del siglo XIV se constituyó en el sector septentrional de la frontera dé Castilla con la Corona de Aragón un extenso estado señorial en manos de unos de los más influyentes miembros de la familia real castellana del momento, el infante Pedro, hermano del rey Fernando IV. Por su extensión y situación estratégica dicho estado señorial presenta una notable originalidad, que justifica su estudio. Pero además tuvo una singular trayectoria tras la prematura muerte de su titular, al quedar bajo el control de su viuda, una hija del rey de Aragón, como tutora de la única hija habida del matrimonio, doña Blanca, pues, dada la situación estratégica del señorío en la frontera con Aragón, el gobierno del mismo se convirtió en asunto central de las relaciones diplomáticas entre las monarquía castellana y aragonesa.
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