El presente artículo expone como la asociación co-morbida de una patología psiquiátrica y de una adicción a las dorgas, va a hacer a los individuos muy vulnerables de padecer no sólo procesos de marginación, sino de exclusión social.
Se plantea cómo desde un punto de vista incluso clínico, los tratamientos a este tipo de pacientes no deberían de ser sólo farmacológicos, sino que éstos necesitan de un apoyo rehabilitador, que les ayude en la enfermedad y relacione al individuo con la sociedad.
La falta de recursos e incluso de conciencia social para con estos pacientes, les hace enfrentarse al grave peligro de no ser bien atendidos.
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