Desde la asunción de competencias por el Gobierno Vasco y Diputaciones Forales, en 1981, hasta el momento actual, cabe señalar cuatro etapas diferenciadas en cuanto a las políticas agrarias desarrolladas en este periodo. La Agricultura Vasca, tras un importante esfuerzo inversor en estructuras e infraestructuras durante los años 80, comienza en los 90 a aportar valor añadido a sus diferentes producciones, asumiendo los nuevos retos y parámetros de futuro, estableciendo las bases para el desarrollo, en la década que ahora comienza, de una política rural mucho más exigente, integrada y orientada al mercado. Si bien el Plan de Actuación para el desarrollo del Medio Rural Vasco 1997-2000 sigue plenamente vigente como guía de la política rural institucional, la reciente reforma de la PAC vuelve a modificar una vez más el marco de juego. La reforma, aunque apunta interesantes y novedosos factores de cambio en la política rural y agraria, no responde a nuestros intereses. Ha sido una reforma tímida, en donde las ayudas directas ligadas a la producción, continúa siendo, al igual que en la reforma de 1992, el principal mecanismo corrector. Esto es, unas ayudas que no se asocian a compromisos productivos, que por tanto no promueven el cambio estructural, y que en definitiva, dejan poco margen al desarrollo de políticas activas
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