La humanidad se enfrenta actualmente a dos problemas centrales: por un lado, la crisis de la modernidad entendida como fracaso en la distribución equitativa del bienestar social; por el otro, la crisis ecológica manifestada en numerosas externalidades negativas que están afectando a los recursos naturales y la vida del globo terrestre como consecuencia de la ruptura de las bases de la reproducción de los ciclos e intercambios vivos en el mismo. La respuesta a tales problemas desde la Agroecología implica una redefinición de la sostenibilidad basada en la Ecología; en efecto, cada agroecosistema posee un potencial endógeno en términos de producción de materiales e información (conocimiento y códigos genéticos) que surge de la articulación histórica de cada trozo de naturaleza y de sociedad, es decir, de su coevolución. Es necesario, por tanto, utilizar y desarrollar ese potencial de tal forma que se tienda a reforzar, en vez de destruir, los mecanismos de reproducción de la naturaleza
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