Resumen de Irlanda. Cinco puntos cardinales
Amanece. La bruma envuelve en silencio y humedad los árboles de las montañas solitarias. El viento barre la arena de las playas. Lentamente, siglo a siglo, los acantilados van tomando una forma abruptamente perpendicular al mar. Y la lluvia, persistente, limpia la tierra roja y verde de Irlanda para que todos los días brille como recién estrenada. Es un ambiente creado para inventar leyendas, contarlas y hasta cantarlas, arte para el que los irlandeses parecen especialmente dotados. Apenas hay un rincón en la isla, una construcción, un apellido, que no cuente con su explicación mágica: las cruces celtas, las torres circulares, una costa de material volcánico o una llanura gris adornada de dólmenes.
