La presencia de elementos monacales y de influencias varias del oriente sobre el occidente del Mediterráneo se demuestra a partir de las peregrinaciones entre los siglos IV-VI; por los intercambios comerciales-culturales y presencia del Imperio Bizantino (ss. V-VII); por la difusión de elementos del culto del Oriente hacia el Occidente; por la persona y obra trascendentales de Martín de Dumio; por el éxodo de los monjes orientales hacia occidente con ocasión de la expansión árabe. El resultado no es fácilmente medible, pero es algo con lo que hay que contar y tratar de estudiar y definir a base de prospecciones de toda índole.
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