Aranguren, en su filosofía moral, diferencia, aunque no separa, entre una rnoral persorial (en la que encontramos como principales elementos la moral como estructura, la moral como contenido y la moral como actitud), y una rnoral político-social. Entiende el profesor Aranguren que si la ética personal se cerrara sobre sí misma se truncm'a la unidad del hecho moral, de la moralidad, por ello la ética personal es inseparable de la ética social a la cual debe abrirse. Precisamente por ello, el profesor Aranguren, a través de su ética social, de su ética cívica o ética de la aliedad, pondrá las bases para la construcción de un Estado de justicia y los fundamentos para la materialización de la democracia como moral. Para ello, alejándose de idealismos y abstracciones, se situará en el plano de la realidad sociopolítica, en el plano de las estructuras políticas reales con todos sus condicionamientos (organización, configuración y funcionamiento del poder), optando por unos planteamientos claramente sociológicos y comprometidos que no se quedarán en el momento descriptivo, sino que conjugarán y articularán la teoría con la práctica, encaminándose hacia una teoría critica de la sociedad, en la que la ética aparecerá inscrita en las mismas estructuras jurídicas y administrativas del Estado, es decir, institucionalizada, sirviendo en la práctica para la modificación de las actitudes políticas. Se trata, por lo tanto, de la configuración de un verdadero Estado ético, no solamente de derecho, sino de justicia, en el que los hombres, ciudadanos morales, consigan ser mejores, más justos, aun sin proponérselo, pero nunca en contra de su voluntad
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