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La evolución cuantitativa del proceso migratorio español a Iberoamérica (1890-1950) con especial referencia a Brasil

  • Autores: Ricardo Evaristo dos Santos
  • Localización: Economía y sociología del trabajo, ISSN 0214-6029, Nº 19-20, 1993 (Ejemplar dedicado a: Cambio tecnológico, empleo y mercado de trabajo), págs. 138-154
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • En los años finales del siglo XIX y en los primeros del XX se produjeron numerosas migraciones españolas a América, siendo el Brasil la segunda nación elegida por los emigrantes españoles que iba a "hacer las Américas". Sin embargo, cuantificar con exactitud las cifras de esos emigrantes a Iberoamérica, y especialmente al Brasil, a finales de la segunda mitad del siglo XIX es hoy todavía difícil, porque las primeras estadísticas no se compilaron y publicaron hasta despues de 1882, año en que se crea un departamento administrativo antecesor del Instituto Español de Emigración. Gracias a esta entidad, sabemos que la emigración española a América entre 1882 y 1914 ascendió a un millón de personas, aproximadamente. Paro aún así, estas cifras no son fiables porque ésa fue la época de mayor afluencia de españoles a América por vía clandestina.

      Los factores impulsores de esta emigración son fundamentalmente la falta de recursos, las epidemias y el alto índice de morbilidad, debido a la situación de carestía acentuados en el período 1867-1887 y localizados preferentemente en Galicia, Valencia, Zaragoza, Granada, Teruel y Murcia. Así, pues, la emigración a Iberoamérica y, por tanto, al Brasil, tuvo un carácter de asentamiento permanente, siendo muy pocos los que retornaron a su Galicia natal o a Canarias, lugares de donde procedía el 60 por 100 de los emigrantes junto con un porcentaje considerable de vascos.

      La emigración española a Brasil tiene unos puntos de convergencia. El 60 por 100 de los españoles se dirige al Estado de Sáo Paulo, que ya se estaba convirtiendo en al más importante del país, merced al impulso de sus inmensas plantaciones catataras, a una incipiente industria y a su intenso intercambio comercial. El resto se orientaba casi exclusivamente a los Estados sureños, eminentemente agrícolas y ganaderos, y a la ciudad de Río de Janeiro, donde se estaba generando un gran desarrollo del sector servicios y de la industria. A pesar de estos datos, es difícil saber el número exacto de españoles que abandonaron su tierra en calidad de emigrantes. Las cifras oficiales correspondientes a la emigración transoceánica se pueden considerar aceptables, pero reflejan sólo parcialmente la realidad. Las estadísticas brasileñas indican que en el período 1871 -1920 entraron en el país 3.390.000 emigrantes, de los cuales unos 500.000 eran españoles.

      La nota peculiar de las primeras oleadas migratorias la puso la prensa de la época, en la que aparecían insertados anuncios de los vapores correo y las embarcaciones que cubrían el trayecto desde los puertos gallegos, como Vigo, hasta Río, Bahía, Santos o Pernambuco. En el citado Puerto de Vigo se dispuso un pabellón de emigración que permitía al Estado español el control y ordenación de las salidas.

      El Brasil era un símbolo de riqueza, esperanza y prosperidad para los trabajadoras españoles, que pronto se integraron y participaron en la consolidación de los ideales de la época. Se asientan en el comercio, las serrerías, los bares y hoteles, y contribuyen al desarrollo cultural y lingüístico a través de la formación de sociedades recreativas y culturales en este país.


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