El autor confirma en este artículo que la creación del Mercado Único, a partir de 1992, es un hecho inevitable y positivo que transformará profundamente las relacionas económicas y sociales de la Comunidad Europea. En opinión del autor, esta Mercado Único por sí solo no va a solucionar los desequilibrios e injusticias sociales, por lo que será necesario incrementar de forma notable la hasta ahora escasa política social de la Comunidad.
Esta política social, en palabras del autor, ha de estar dirigida a todos los ciudadanos, y no solamente a los trabajadores y deberá atender muy especialmente a los sectores más desfavorecidos y/o a aquellos otros a los que afectará más directamente la construcción del Mercado Interior, tales como consumidores, estudiantes, etcétera.
La parte final del artículo señala que este Modelo Social Europeo ha de hacerse mediante el consenso y la participación de todos los sectores sociales, a través de un Nuevo Diálogo Social que enriquezca y haga más representativo al actual diálogo. También será necesario institucionalizar legislativamente el Modelo Social Europeo, y de ahí establecer ingeniosamente el Nuevo Diálogo Social.
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