El autor plantea la necesidad de encontrar un camino distinto a las políticas pro-estado y pro-mercado que ve como insuficientes para la complejidad de los problemas que enfrenta la sociedad contemporánea. En su opinión, una respuesta para estos problemas puede estar en el movimiento actual de la sociedad civil, cuyos orígenes remonta al llamado humanismo cívico medieval y que tiene su continuidad en el asociacionismo moderno. Para Hoevel el asociacionismo civil tiende a favorecer la responsabilidad personal y el sentido comunitario e incluso a influir positivamente en la política y en la economía (economía civil). Sin embargo, de acuerdo al autor, es necesario no olvidar las bases éticas de la sociedad civil y su relación con la familia, el Estado y la Iglesia, con el fin de evitar el riesgo de convertirla en un nuevo absoluto.
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