Las primeras defensas utilizadas frente al poder musulmán eran meros fosos o empalizadas de madera. Hasta el primer cuarto del siglo décimo lo habitual fue el acondicionamiento de hábitats troglodíticos y la construcción de incipientes fortalezas levantadas con materiales lígneos. Las principales investigaciones llevadas a cabo en la Rioja desde la década de 940 se dirigieron hacia la consecución de la torre circular hueca, la evolución de las técnica constructivas desde la utilización del tapial hasta la sillería de gran tamaño, la definición de los recintos y el empleo de los primeros cadalsos corridos
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