Los episodios de gran volatilidad financiera y amplias fluctuaciones en el nivel de actividad de diversas economías han acentuado el debate sobre cómo se generan y propagan las grandes fluctuaciones macroeconómicas. Pese a reconocerse que el estudio de casos específicos tiene mucho que enseñar, en la práctica analítica las decisiones se presentan como si los agentes que las adoptan conocieran toda las distribuciones de probabilidad pertinentes. Conviene que en el análisis de esos fenómenos se reconozca que tanto los agentes económicos como los responsables de política actúan en contextos variables, con percepciones y expectativas que se modifican según las inferencias que cada uno hace a partir de la evolución del entorno. En estas condiciones la interpretación de variables fundamentales, como el déficit fiscal o el saldo en cuenta corriente, necesariamente está condicionada a conjeturas sobre la evolución futura; no puede decirse entonces que el estado de los "fundamentos" sea directamente observable. Así, las cambiantes percepciones de los agentes pueden resultar en amplias fluctuaciones en el gasto y en las condiciones de crédito. El artículo examina los problemas de expectativas que pueden originar fallas en la coordinación de planes intertemporales y las políticas dirigidas a prevenir o aliviar esas perturbaciones; analiza, en materia fiscal, la evaluación que hace el sector público de su restricción presupuestaria intertemporal y asimismo la posible aplicación de medidas anticíclicas; pasa revista a las disyuntivas relacionadas con la elección de sistemas cambiarios en economías de distintas características (sobre todo el mayor o menor uso de las divisas como denominadores de contratos) y con el diseño de políticas financieras; efectúa una breve referencia a la transmisión internacional de los impulsos macroeconómicos y ofrece algunos comentarios finales.
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