María José Gandásegui Aparicio
Los pleitos civiles suponen una trasposición al proceso de los conflictos privados. Pues todo pleito es en sí mismo una contienda, un litigio. Hablar de pleito es hablar de enfrentamiento, en el que cada uno de los participantes pretende vencer y anular al contrario, para en consecuencia ejercer o restaurar un derecho. Esta es la historia de dos mujeres castellanas del último tercio del siglo XVIII que se ven embarcadas en una contienda judicial para conseguir la tutela y la administración de los bienes de una niña. En el proceso que se plantean mutuamente van apareciendo sus sentimientos entrecruzados con los hechos procesales. Son el odio, el miedo, la ambición y el rencor mutuo los protagonistas de la historia. A una lado van quedando los intereses de la niña, hija y nieta, y se van haciendo presentes, el rechazo a una nuera viuda que se casa de nuevo, el carácter dominante y controlador de la abuela, las reclamaciones por herencias no repartidas y las injurias que se vierten a lo largo del pleito. De esta manera, el proceso nos va descubriendo los sentimientos de ambas mujeres, que se convierten así en los personajes principales de la narración.
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