Considerando el cine criminal como una ¿autoridad cultural¿ que otorga en su representación ideológica una explicación popular de las causas del crimen, se analiza, desde el ángulo criminológico, desde el punto de vista de los cineastas mexicanos y en una muestra representativa de los años cuarenta y cincuenta, los motivos que llevan a los personajes ¿de luz y sombra¿ a delinquir. De lo anterior resultan tres posturas teóricas que rigen las explicaciones: el mal genético, ya como ¿especie criminal¿, carente de los preceptos del bien y del mal o por maldad de nacimiento; una explicación ambigua que versa entre el destino como condicionante criminal y el entorno que marca el rostro o la psique; y la explicación: que recae en el entorno por la emoción de delinquir, por una subcultura criminal o, por aspiración o añoranza a mejor vida.
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