Durante el siglo XIX se produce una excepcional movilización religiosa que, sin duda alguna, es, a su vez, una movilización política. La Iglesia querrá mantener su cuota de poder y hará todo lo posible para que ello sea posible. Dicha movilización religiosa variará su estrategia y sus formas dependiendo del contexto histórico. Pero a partir de la Restauración dichas formas de movilización religiosas adquirirán unas prácticas concomitantes con otras culturas políticas sin que podamos calificarlas de arcaicas. Puede ser que el mensaje sea muy reaccionario, pero no la manera de propagarlo. Y quizás donde se ve más claramente la movilización religiosa como sinónimo de movilización política sea en el movimiento regionalista de Cataluña
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados