El drama cervantino manifiesta muchas de las mismas preocupaciones literarias que se destacan en la obra narrativa de Cervantes. Puesto que el público de las comedias "nunca representadas" se aproxima al teatro a través de la lectura--no el espectáculo--el texto escrito llega a tener una importancia fundamental, no sólo en pintar las acciones de los personajes y eventos descritos en cada obra, sino, también, en comentar sobre sí misma, en descubrir el artificio de su propia construcción, en ser autoconsciente desde el titulo hasta la última frase. En La entretenida Cervantes juega con las convenciones dramáticas, en particular con la del papel de la fregona, y, a la vez, trastorna las sensibilidades y expectativas de los lectores, llamando atención a las convenciones literarias y sociales para desbaratarías (¿para desafiarías?). Pero, de la misma forma que Don Quijote desconstruye el género caballeresco mientras construye el libro ejemplar de caballerías, La entretenida descubre las convenciones de la comedia sin dejar desnudos y desamparados ni a los personajes ni al género mismo.
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