Una etapa fundamental de la especie humana fue el paso de caminar sobre los cuatro miembros a la posición erecta;
esto que en sí es una conquista con innumerables ventajas, ha supuesto la aparición de diversas afecciones, entre ellas la insuficiencia venosa de los miembros inferiores (MMII). En la actualidad, la existencia de una mayor longevidad y el estilo de vida (sedentarismo) de la población occidental, promueven un continuo incremento de las flebopatías.
De entre las venopatías, unas son muy prevalentes (insuficiencia venosa); otras, aunque menos, son potencialmente muy graves ¿trombosis venosa profunda (TVP), a través de una posible embolia pulmonar (EP) fatal¿. Todas ellas ocupan gran parte de nuestro quehacer diario; de hecho, la insuficiencia venosa crónica (IVC) de los MMII, en sus diferentes variedades, constituye la afección más frecuente que trata el angiólogo y cirujano vascular. La magnitud y repercusión de la patología venosa es enorme ¿fundamentalmente de las extremidades inferiores (EEII)¿. Las flebopatías constituyen uno de los paradigmas de problemas de salud.
En este sentido, diversos estudios epidemiológicos fundamentalmente europeos, como el estudio longitudinal desarrollado en Basilea (Widmer) o el transversal del Barcelona II (Jiménez-Cossío), aportan numerosa información al respecto, y, aunque con conclusiones algo confusas, ayudan a entender las consecuencias clínicas y socioeconómicas de esta patología.
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