El pronóstico del intervencionismo coronario está determinado por una serie de factores. Unos son factores clínicos inherentes al paciente, especialmente la diabetes y la insuficiencia renal, el grado de inestabilidad de la clínica, el número de vasos enfermos y la situación de la función ventricular izquierda. Otros son factores anatómicos intrínsecos de la lesión, como su localización en el tronco común izquierdo, en una safena, en el ostium de una arteria principal, en lesiones bifurcadas o en arterias de pequeño diámetro; o su morfología, con la presencia de calcio o de una oclusión crónica. Desde un punto de vista técnico, el stent intracoronario se ha convertido en el dispositivo de uso universal, con unos excelentes resultados angiográficos inmediatos pero con algunas lagunas a largo plazo. La disponibilidad reciente de los stents recubiertos de fármacos inhibidores de la proliferación intimal ha supuesto un nuevo hito del intervencionismo, por cuanto supone una reducción drástica de la reestenosis coronaria que modificará aún más, si cabe, esta alternativa terapéutica.
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